LOS HUMANISMOS
El humanismo, en sentido genérico, articula, con ligeras variantes, la respuesta al sentido de la vida de muchas personas de hoy. En los siglos XIX y XX existieron algunos pensadores o filósofos cuyas ideas contribuyeron mucho al desarrollo de esta mentalidad.
El ser humano no se considera ya, como en siglos anteriores, una parte más de la naturaleza, sino que intenta dominarla.
Rompe, por ello, con la tradición medieval, y pretende volver a la cultura grecorromana. Esto va acompañado de una creciente separación de la tutela de la Iglesia. La cultura se hace profana.
Comienza lo que se llamará mucho tiempo después "el proceso de secularización"
Este tipo de cultura acentúa fuertemente el valor individual del ser humano. Se crea así un ideal de persona: cultivada, erudita, dominadora de todas las artes y técnicas, convencida de que por la educación clásica se llegará a la perfección. Ejemplos logrados pueden ser Miguel Ángel y Leonardo.
En esta época, la palabra "humanismo" se aplica, sobre todo, a un conjunto de teorías sociales, filosóficas, tendencias culturales y científicas que tienen un común denominador: todas ellas afirman que el ser humano es el centro de la realidad, autor de sí mismo y de su mundo, fin de sí mismo, porque mediante el ejercicio de su libertad y su trabajo, sin dependencias y en total autonomía, "construye" la realidad en la que habita. Entre sus principales características cabe destacar:
* La persona es y debe ser el centro del mundo.
* Es el ser más importante y digno de la realidad.
* El ser humano se diferencia cualitativamente de la naturaleza. Procede de ella, pero no es un ser como los demás, tiene dimensiones que no pueden ser reducidas a lo natural.
ENTENDER SOBRE LOS HUMANISMOS ...
L. FEUERBACH. EL PADRE DEL ATEÍSMO MODERNO.
Para Feuerbach Dios es sólo una idea, una proyección que han hecho las personas. En 1931 le dedicaron un monumento en su ciudad natal y le pusieron una inscripción que resume todo su pensamiento: “El hombre crea a Dios a su imagen”. Por tanto para Feuerbach no es Dios quien crea al hombre sino al revés. Dios sería el espejo donde el hombre se mira a sí mismo. Todos los atributos que la religión ha puesto en Dios (infinitud, bondad, perfección, omnipotencia, santidad, etc.) en realidad pertenecen al hombre.
La conclusión para Feuerbach es que el hombre religioso es un ser alienado (se ha hecho extraño a sí mismo). Por eso hay que acabar con la religión para que el hombre vuelva a ser el mismo. La religión quedará superada cuando el hombre reconozca que no hay más dios que el hombre mismo.
El sentido de la vida para Feuerbach es que el hombre se dé cuenta que está alienado y luche para evitar esto.
La critica que le podemos hacer a Feuerbach consiste en que la suposición de que el hombre sin Dios se realiza más plenamente no está comprobada científicamente ni se puede demostrar. Más bien hoy día ocurre lo contrario, cuando más increencia hay, ¿es más feliz el ser humano? ¿está más a gusto consigo mismo?. Aunque alguno puede contestar que sí, la mayoría de las respuestas son que no.
La existencia de Dios no se puede demostrar científicamente, pero tampoco se puede demostrar científicamente que Dios no exista. Hay un detalle significativo que Feuerbach no lo tiene en cuenta y es que todas las sociedades y culturas del mundo y durante muchos siglos hayan creído en una realidad superior a la que llaman Dios o dioses. Por eso se puede acusar a Feuerbach con su mismo razonamiento: ¿No será el ateísmo el que es un reflejo del hombre?, ¿Por qué si siempre han habido religiones, se empeña Feuerbach y los ateos en decir que no hay nada más allá de este mundo?
Lo del espejismo que afirma Feuerbach no es un argumento suficiente, ya que si uno va por el desierto y ve un espejismo de agua, aunque no sea real en ese momento, eso no significa que en otro lugar no exista agua. Lo mismo ocurre con Dios, aunque las personas se imaginan a Dios de una determinada forma, detrás de esa imaginación si que puede existir un ser que se llama Dios.
SER HUMANO
Imaginación
Ilusión
Fantasía
DIOS
Sigmund Freud
Las tres dimensiones de la personalidad: Ello, yo y super yó
Por Jacqueline García Artiles (2ª Bach):
El neurólogo Sigmund Freud describe un esquema mental a partir de tres instancias denominadas Ello (el demonio), Yo (la persona, Homer) y el Superyó (el ángel).
Ello
El Ello se refiere a la parte más profunda, primitiva, desorganizada e innata de la personalidad. El Ello se presenta de forma pura en nuestro inconsciente y está presente desde el nacimiento
Representa nuestros impulsos, deseos y necesidades más elementales y primitivas . Además cubre sus necesidades fisiológicas inmediatamente sin considerar las consecuencias.
Superyó
El superyó es la parte que contrarresta al Ello, representa los pensamientos morales y éticos adquiridos y aprendidos por la cultura. En esta instancia desarrollamos nuestra capacidad de autoevaluación, crítica y el reproche.
El Yo
El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello y a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó. Todas las acciones ejecutadas son analizadas por el Yo .
El nos permite reconocer las acciones que realizamos, a elegir el camino a seguir, y razonar los impulsos con tal de no ceder lugar a la liberación sexual, y velar por la integridad general de la realidad. Es el primer paso del reconocimiento, para afrontar las alegrías, culpabilidad o castigo.
Friedrich Nietzsche
Albert Camus
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